miércoles, 13 de agosto de 2008

Mi confrontación con la Docencia

Mi confrontación con la docencia.

Analizando mi trayectoria, contare que estudie la carrera de Técnico en Contabilidad, en el C.B.T.i.s. No. 86 , inicie a la edad de 18 años, y porque era la alternativa más viable para una persona casada y con un hijo de dos años. Posteriormente estudie la Licenciatura en Contaduría Pública en una Universidad particular de mi localidad, para lo cual tuve que conseguir una beca de aprovechamiento lo que me obligo a estudiar a fondo, para tener y mantener un promedio mínimo de nueve durante toda la carrera.
Al concluir la universidad, mis deseos eran trabajar en un despacho contable para llevar a la práctica toda la teoría aprendida en la escuela, pero los salarios eran muy bajos y debía estar todo el día, en ocasiones hasta media noche para sacar el trabajo, lo que para mí siendo casada y con dos hijos que atender, era imposible.
Fue en estas circunstancias que se presento la oportunidad de iniciar dando clases en el C:B:T:i.s. No. 86, lo que aproveche de inmediato, ya que se trabajaba por horas y me quedaba tiempo para mis labores como madre de familia y ama de casa. Mentiría si dijera que fue fácil, empecé dando asignaturas de mi perfil como: Contabilidad I, otras que tenían alguna relación como: Archivo y documentación, Seminario de titulación, Métodos de Investigación y otras que de plano tuve que abordar de cero y ponerme a estudiar entre ellas: Ética y Conocimiento del Hombre, Psicología, Filosofía, etc.
Me hice docente, por necesidad, al principio el nerviosismo de enfrentarme a un grupo de adolescentes y el temor de quedar mal ante ellos, me obligo a preparar cada una de mis clases con mucho profesionalismo, (estaba acostumbrada a estudiar) así que contrario a lo que esperaba, tuve que dedicar el triple del tiempo por cada hora que tenia frente a grupo, lo que me llevo a desvelarme continuamente y a dormir cada día un promedio de cuatro horas. Sin embargo, la satisfacción de poder contestar cada una de las dudas de los alumnos, y el hecho de que al evaluarlos, aprobara más del 80% de los mismos, me daba ánimos para continuar mi labor con más entusiasmo cada día. Poco a poco el nerviosismo fue desapareciendo (a excepción del primer día de clases de cada semestre) dando paso a una persona que conocía lo que estaba haciendo, así también labore en CONALEP, durante ocho años, donde inicie un semestre después de C.B.T.i.s. 86, impartiendo para ese entonces únicamente asignaturas correspondientes a mi perfil, con grandes satisfacciones, pues mis ex alumnos de los dos sistemas, se desempeñaban con éxito en el ámbito escolar superior y (los que no podían continuar sus estudios) en el ámbito profesional.
Cuando tenía cinco años de estar desempeñándome en la docencia, me asignaron en Conalep, las materias de Algebra y Lectura y Redacción, ya que no había docentes disponibles y se había reducido la matrícula en Contabilidad por la competencia que existía con C.B.T.i.s.; por tanto para no dejar de percibir los ingresos a los que ya estaba habituada acepte, y fue entonces cuando note que me hacían falta conocimientos sobre pedagogía, ya que me costo mucho trabajo darme a entender con los jóvenes en estas asignaturas que no tenían mucha relación con mi perfil, así que como siempre, por no quedar mal ante los alumnos, decidí inscribirme en la Escuela Normal Superior Del Estado de Puebla, donde curse en seis veranos la Licenciatura en Educación Media en el Área de Matemáticas, a la vez que curse también un diplomado en Docencia.
Estudiando la Normal Superior, amplié un poco mis conocimientos sobre matemáticas, pero un mucho sobre didáctica, y pedagogía, ya que como egresada de Universidad, carecía de los elementos esenciales para la labor que estaba desempeñando. Puedo decir, que si mi desempeño como docente hasta aquí era bueno, fue porque le puse entusiasmo y le tome cariño a la profesión de ser maestra, aunque también recordaba a los mejores maestro que tuve como estudiante y trataba de imitar a cada uno, puedo decir que mi forma de enseñar, fue una combinación de todos ellos. conforme iba avanzando en la Normal, mejoraba mi práctica, deje de ser tan exigente y me fui haciendo más humana y accesible con los jóvenes, reconocí que el respeto y la amistad pueden ir de la mano y que puedes ser amiga de los jóvenes, sin perder la autoridad y el respeto ante ellos, también aprendí que existen distintos estilos de aprendizaje y que en un grupo no hay dos alumnos iguales, y que se debe atender a la individualidad de los jóvenes para alimentar su autoestima y propiciar en ellos un aprendizaje. Por esto con todos los grupos que he atendido, siempre les llamo por su nombre de pila, es mi primera tarea, así sean 55 o menos alumnos por grupo, en la primera semana de clases, los identifico a todos por sus nombres, y en el resto de las clases no paso lista solo observo y digo falto su compañero “ Salvador” o su compañera “Paty”, esta simple atención ha hecho que los jóvenes que han sido mis alumnos, me aprecien porque dicen que no hay otro maestro(a) que los conozca como yo, ya que algunos termina el semestre y no saben ni como se llaman sus alumnos, solo identifican al más latoso, al más estudioso o al más atrasado.
Bueno creo que hasta aquí no había problemas, o si existían se podían solucionar con clases extras, explicaciones más sencillas o trabajos extra clase. Mi problema real, surge con la Reforma del Bachillerato Tecnológico, ya que me cambian la forma en la que yo estaba tan habituada a trabajar, debo ahora centrar el proceso en el Aprendizaje, cuando yo lo llevaba a cabo como Enseñanza-Aprendizaje, y algo pero aún cuando me estaba iniciando en el diseño de secuencias didácticas, estaba tomando curso de capacitación, para entender la Reforma, y ponerme a la par de la misma, dejo de estar frente a grupo para ocupar la Jefatura de Servicios Docentes durante tres años, lo que me lleva a un atraso en la capacitación que había iniciado, ya que la actividad administrativa dista mucho de la labor docente, y en la actualidad regreso frente a grupo con el reto de atender a un grupo con todo el modulo profesional de Contabilidad I, el cual consta de 17 horas a la semana, lo que significa tener cada día sesiones de tres y cuatro horas, y he ido desbaratando mi planeación sobre la marcha, ya que siempre me he sentido comprometida con el aprendizaje de los jóvenes y hasta la parte teórica, todo marchaba bien, los alumnos trabajaban en equipos con el diseño de cuadros sinópticos, resolución de cuestionarios, tablas de correspondencia, identificación de semejanzas y diferencias, etc. pero cuando debían enlazar la teoría con la práctica de resolución de ejercicios contable, me percate con mucho pesar que el aprendizaje teórico no había sido significativo y eme aquí tratando de aprender como diseñar actividades para que el alumno construya su aprendizaje práctico y mientras esto sucede retomo la práctica tradicionalista ya que me está ganando el tiempo y los contenidos del programa son muchos así que me reconozco un poco frustrada y empantanada con la Reforma del Bachillerato Tecnológico.
Esta es la historia de mi agradable confrontación con la docencia, ya que aunque tuviera todavía la posibilidad de trabajar en algún despacho, no lo aceptaría ya que ahora que he retomado mis clases frente a grupo me siento nuevamente útil, creo y siento que el trabajo con los jóvenes es revitalizante, así que el hoy no lo cambio por nada.

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