miércoles, 13 de agosto de 2008

Mi aventura de ser docente

Después de haber leído " La aventura de ser maestro " de José M. Esteve, me doy cuenta de que desde el momento en que me pare por primera vez frente a un grupo en calidad de maestra, nació en mí la convicción de hacer por esos alumnos jóvenes de éxito en el estudio, fue un reto que me plantee, por una parte, porque no quería quedar mal ante la gente que confió en mí para asignarme a ese puesto y por otra, porque en mi calidad de estudiante me encontré con varios maestros que no debían llamarse así, ya que desde mi punto de vista estaban cometiendo un fraude al cobrar por una labor que no desarrollaban, y en ocasiones yo me sentí parte del mismo, por aceptar una calificación aprobatoria de algo que nunca vimos y que desconocía totalmente. Por ello estaba decidida a no ser nunca una maestra de ese tipo, y como dice Esteve, procure que cada una de mis clases fuera divertida para mis alumnos y para mí, aún cuando lo que tuviera que impartir superaba mis conocimientos iníciales siempre procure preparar mis clases con anticipación para evitar el estar improvisando, echando mano de los pocos recursos que en ese entonces existían para apoyar la labor docente. La disciplina de los grupos afortunadamente nunca ha sido problema para mí, ya que en todos estos años de experiencia he aprendido que cuando el alumno identifica en el maestro, conocimientos del programa que imparte, lo respeta por lo que sabe y por lo que comparte con él, mi táctica es, como lo comentaba en el relato anterior, antes de empezar el semestre llevar a cabo mi planeación del curso por impartir, una vez que me presento con el grupo, les doy el programa, y nos ponemos de acuerdo con la evaluación ( rasgos y porcentajes) y la forma de trabajo ( que previamente planee), enseguida los voy ubicando por nombres y en una semana los identifico a todos de esta forma, esto me ha ganado mucho respeto y admiración por parte de ellos. Cabe destacar que esta noble labor no es fácil, aparte de la lucha continua para atraer su atención, su motivación y sobre todo los deseos de aprender, se debe dedicar mucho tiempo fuera del aula a revalorar las actividades, revisar productos y diseñar otros tantos, de acuerdo a las necesidades del grupo. Coincido con el autor de la lectura en que en los últimos tiempos la labor docente se ha visto minimizada, los factores son múltiples, pero me acuerdo cuando el maestro era junto con el sacerdote, los personajes más importantes de las comunidades, y ahora el maestro, ante la sociedad es un personaje "que no trabaja y que tiene muchas vacaciones". Le llamo noble labor porque, es noble, me ha ayudado a estar continuamente actualizada y me ha permitido aprender a la par de los alumnos, porque cuando se enseña se aprende, por otro lado es cierto que el salario no es muy decoroso que digamos, pero aún con todo eso, ser maestra es lo mejor que me pudo haber pasado, es con la labor que me identifico y no me concibo haciendo otra cosa que no sea ayudar a los alumnos a aprender, a guiarlos para que alcancen el triunfo, ya que de esta forma se compensa lo precario del salario y el poco aprecio que se le da a nuestra aventura, la de ser maestros.

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